PRADA REINAUGURA SU TIENDA EN PLAZA 66 DE SHANGHÁI
La moda es una práctica que se vive en privado. La relación entre la ropa y el cuerpo crea una narrativa personal construida por la textura y el color, el contraste y el complemento. Las prendas juegan con la percepción –quiénes somos y quiénes seremos –que se obtiene de la forma en la que nos vestimos. La nueva boutique de PRADA en el centro comercial Plaza 66 en Shanghái, China, que cuenta con tres niveles de lujosos salones, adopta la experiencia íntima del cliente.
En la búsqueda de esta intensa vivencia personal, toda la tienda ha sido reimaginada. La fachada externa, con vista a Shaanxi Road a la derecha de la entrada de Plaza 66, le rinde homenaje al artista franco-venezolano Carlos Cruz-Diez*. El efecto es tanto divertido como majestuoso: una impactante obra cinética que parece moverse con el espectador. Dentro, una fachada de mármol negro unifica los tres pisos de la boutique. Grandes ventanas revelan el interior, dándole a los transeúntes un vistazo del sofisticado ambiente: terciopelo, mármol, plexiglás y vidrio. Aquí, PRADA reconsidera el ambiente doméstico en un escenario comercial, invitando a los visitantes a un espacio donde el confort es primordial.
La tienda de PRADA en Plaza 66 es uno de los puntos de venta más importantes de la marca. El intenso diseño, los detalles y los materiales reflejan el compromiso que PRADA ha mantenido, por más de 100 años, con la artesanía y el lujo, desde que Mario Prada fundó su primera tienda en Milán en 1913. Que esta emergente tipología de venta especialmente creada para dar intimidad encuentre su máxima expresión en Shanghái es un índice tanto del lugar que la marca le da a sus clientes chinos y la creciente sofisticación del consumidor de lujo. Prada continúa, como siempre, enfocada en la experiencia, el servicio al cliente, la sorpresa y el placer posibles en un ambiente mercantil personal.