Double Exposure: La campaña de la colección Primavera/Verano 2019 para hombres y mujeres de Prada
Hombre, mujer; realidad, ficción; quieto, móvil. La dualidad inherente de Prada, plasmada en la colección Primavera/Verano 2019 para mujeres, se manifiesta en la nueva evolución de Prada 365, realidad que se transforma en una proyección cinematográfica de una nueva campaña tanto para mujeres como para hombres.
Tomadas por Willy Vanderperre, las imágenes de las campañas de mujer y hombre, respectivamente, están extraídas de una serie de cortometrajes fílmicos, especialmente creados por Prada. Estas películas están dirigidas y compuestas como largometrajes: el aclamado Benoit Debie es el director de fotografía; el artista sonoro Frédéric Sánchez ha compuesto partituras especiales para cada una de los filmes. Cinco de ellos han sido creados para mostrar la colección femenina Primavera/Verano 2019, acompañadas de dos que celebran la colección masculina. Al igual que en el caso de las películas de Hollywood, estos pósters -una nueva evolución de Prada 365- sirven como un avance de las películas que se estrenarán próximamente. Éstos se publicarán durante enero y febrero de 2019 en prada.com.
Este enfoque de campaña emblematiza el concepto de Prada como autor, cuyo estilo y preocupaciones temáticas subrayan lo visual. Una gran película puede ser vista como una visión del mundo -una ventana hacia un universo imaginado en sí mismo-. Aquí, Prada dirige múltiples realidades, reinventando a cinco modelos- Freja Beha Erichsen, Gigi Hadid, Maike Inga, Liu Wen y Anok Yai- como personajes que llevan el nombre de accesorios de Prada. Sybille, Sidonie, Margit, Odette y Belle: esta nomenclatura se inspira en una rica herencia de iconos cinematográficos femeninos, completando así el camino de Möbius desde lo inspirador a lo inspirado, y viceversa.
Los modelos masculinos - Daan Duez, Jonas Glöer y Tae Min - se presentan a su vez como ídolos matinales, contrapartes varoniles de las estrellas femeninas. Las modelos se convierten en protagonistas del cine, recreados como ídolos modernos de la pantalla grande, espectaculares.
La campaña publicitaria toma la forma de una serie de enigmáticos e interesantes pósters cinematográficos, que extraen su lenguaje visual de la imagen en movimiento y los traducen a imágenes fijas. Al igual que con una campaña de moda, los carteles de las películas se sincronizan con un momento determinado en el tiempo, por su naturaleza, fugaz y efímera, pero más tarde apreciada y estudiada como emblemática del momento cultural en el que se concibieron. Aquí transgrede el tiempo, las citas visuales reactivadas para hoy, las convenciones cinematográficas utilizadas como marcos literales, para atraer y seducir a los espectadores.
A partir de una iconografía cinematográfica distinta e inmediatamente reconocible, las imágenes insinúan su lugar como parte de un todo más amplio. Cada uno se presenta como un fragmento de la narrativa de las películas originales - figuras que se alejan, aparentemente capturadas en locomoción, sin comentarios ni explicaciones, miradas que se salen del marco, en conversaciones estéticas ambiguas. Congelados en actitudes y gestos procedentes del cine clásico, en los momentos de captura, sus poses son en parte recordadas, en parte familiares. Son a la vez reflejos y réplicas, simultáneamente viejos y nuevos.
La dualidad implícita se hace explícita por una composición gráfica de imágenes -otro dúo, blanco y negro, retratos como telón de fondo de la acción en primer plano y una doble visión de cada figura-, imágenes que no son más que una pista de movimiento. Inmediatamente recuerdan la doble personalidad del actor frente al papel. Que juegan, de estrella de cine contra personaje de cine. Pero también expresan las múltiples personalidades dentro de todos nosotros en el cinéma vérité de la vida cotidiana.
